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CUARTA PARTEFILOSOFÍA DE LA EDAD CONTEMPORÁNEA
OBSERVACIÓN PRELIMINAR Comenzar la exposición de la filosofía contemporánea por el tiempo que se sigueinmediatamente a Hegel no ha de resultar tan extraño como a primera vista podría parecer. Hegel se sintió a sí mismo como final de una época, y estuvo en lo cierto. Loque viene detrás de él tiene más afinidad con nuestro siglo XX que con el tiempoanterior a Hegel. Materialismo, Nietzsche y filosofía de la vida, Kierkegaard, metafísicainductiva, neokantismo y neoscolástica, que llenan los dos últimos tercios del sigloXIX, perduran aún en el siglo XX, y en muchos aspectos puede incluso afirmarse que esahora cuando desarrollan su peculiar eficacia. Otros capítulos pertenecientes al haber espiritual de nuestro presente, como fenomenología, empirismo logístico y filosofía dela existencia, no están al menos desconectados de ese pasado inmediato.El filósofo no puede limitarse a ver la actualidad simplemente en la generación enque vivimos. Filosofar es entender. Entender quiere decir calar hasta las raíces. En ellastiene su punto de arranque nuestro tiempo. Por ello anteponemos a la filosofía del sigloXX un capítulo que nos adentrará en el XIX, como etapa previa del tiempo de hoy, ynos ayudará a entender más de raíz nuestro inmediato presente. Lo actual y emotivo quematiza necesariamente toda exposición de la filosofía del momento en que se vive,encierra siempre el riesgo de una visión superficial. Para obviarlo, dirigimos antes lamirada a las raíces de este momento cultural, en la esperanza de que el pensamientoescrutador, una vez puesto en la pista, no perderá profundidad.La filosofía actual ha de estudiarse primarísimamente en el pasado. Quien no lohace así, tendrá en sus manos lo actual, pero sin filosofía.
IDEL SIGLO XIX AL SIGLO XX
El siglo XIX en sus comienzos, hasta pasado el primer tercio, está bajo el signo delidealismo alemán. Entonces ocurre un brusco viraje del idealismo al materialismo.Tiene este cambio repentino dos puntos de partida: uno sociológico, otro científico-técnico. Llevan ahora también la voz cantante los pregoneros de la fe en el progreso,que para el siglo de la técnica y del socialismo llegó a convertirse en una especie desubstitutivo religioso. Hacia 1860 se produce una vuelta hacia Kant. Significa unaréplica contra el materialismo y también contra el supuestamente precipitado idealismode Fichte, Schelling y Hegel y su mentalidad «no crítica». Otra vez hace profesión desentido crítico, de no rebasar lo dado en la experiencia sensible, a la manera de Kant.Enlaza así este nuevo criticismo con el positivismo, el empirismo y el pragmatismo, yviene extrañamente a coincidir con la concepción materialista y científica en un puntodecisivo, el fenomenalismo.Igual que en ese campo, se adopta frente a todo lo transubjetivo, sobre todo frente aDios, una postura francamente contraria o al menos escéptica. Y tropezamos aquí conun nuevo aliado, que viene ciertamente de otro campo, pero que va a una con losanteriores en negar la metafísica, a saber, el vitalismo o filosofía de la vida. También Nietzsche reacciona contra la «sublime patraña» del idealismo. «Hermanos, permanecedfieles a la tierra»
(Zarathustra).
Habrá que ver en todo esto una secuela del empirismo
 
inglés, como lo fue ya el criticismo y fenomenalismo de Kant. Dicho empirismo se presentó en Hume como un exponente de la filosofía moderna y ahora, tras el colapsodel idealismo alemán, se adueña otra vez del campo en el siglo XIX. No es decir que no se den aún en este siglo corrientes metafísicas. Aun en elneokantismo las hay, como residuos del idealismo metafísico, que en el propio Kant, a pesar de toda su crítica, no pudo desaparecer. Tenemos además la metafísica inductivade un Fechner y de un Lotze. Y, sobre todo, no se rompe, ni siquiera ahora, el hilo decontinuidad de la tradición metafísica de Occidente. Se nos presenta bajo diversasformas y en muy variados campos; en Herbart, Bolzano, Trendelenburg, Brentano, vonHertling, Willmann, y en la neoscolástica, que surge con renovada vida y se convierte pronto en un vigoroso movimiento filosófico de amplitud mundial.
HERBARTDel idealismo al realismo
En Herbart se aprecia ya con claridad la transición del idealismo alemán al realismodel siglo XIX. Se designa a sí mismo aún como kantiano, pero como kantiano de 1828.Ha pasado el tiempo. La crítica de Kant se hace ahora más a fondo que en los idealistasalemanes. No se avanza ya «en la línea de Kant», sino que se ataca de raíz al idealismo.Lo real, captado y aprehendido tan sólo en la representación, según Kant, vuelve amirarse en su propia realidad y a constituirse en objeto del conocimiento.
Vida, obras y bibliografía
 Johann Friedrich Herbart 
(1776-1841) ocupa la Cátedra de Kant en Köinigsbergen 1809; pero vuelve en 1833 a Gotinga, donde había obtenido su habilitaciónacadémica en 1802. En un período de actividad en Suiza (1797-1800) pudo conocer yestimar a Pestalozzi. Herbart es el primer heraldo literario del pedagogo suizo enAlemania. Los mayores méritos de Herbart están en el terreno de la pedagogía y en elde la psicología, base de aquélla. - Sus obras principales son:
 Allgemeine Metaphysik 
(1828);
 Einleitung im die Phfosoplúe
(1813);
 Psychologie als Wissenschaft,neugegründet auf Erfahrung, Metaphysik and Matltematik; Allgemeine Püdagogík 
(180fi); versión castellana:
 Pedagogía general.
Prólogo de 7. Ortega y Gasset,
Obrascompletas,
editadas por K. Kehrbach y O. Flügel, 19 vol. 1882-1912.
 Bibliografía:
O.Flilgel,
 Herbarts Leben and Lelere,
1907, 1912. G. Weiss,
 Herbart und seine Schule,
1928. W. Schriever,
 Die püdagogische Menschenkunde Herbarts
(tesis doctoral),Gotinga 1950.
Las realidades
 Lo real.
Herbart intuye con claridad cuán errada fue la concepción que Kant seforjó de la metafísica. Para Herbart, la metafísica no es un iluso encumbrarse a unmundo enteramente inaccesible; más cerca del sentido histórico de la metafísicatradicional, ve en esta ciencia un ensayo de fundamentar racionalmente el mismomundo de la experiencia. No se escinden en dos campos irreductibles cosa en sí yrepresentación, ser y apariencia. «Apariencia de ser 
(Schein),
connotación de ser 
(Sein)
»
 ,
es
 
el lema de Herbart. La mentalidad infrafilosófica no se levanta sobre lasrepresentaciones confusas del fenomenismo.
 
Importa, pues, someter a crítica los conceptos recogidos del mundo de laexperiencia. Los conceptos meramente empíricos ofrecen lagunas y contradicciones, por ejemplo, la representación de cosa, el concepto de «yo» o el concepto de cambio. Lamisión de la metasica es esclarecer los conceptos fundamentales de nuestroconocimiento del ser, descubrir los prejuicios y posibles fallos que en este terreno tienenlugar. Herbart hace también crítica, pero comprende que el fenómeno, si realmente esfenómeno y apariencia «de algo», será también necesariamente un camino hacia el ser.Con ello queda roto el fenomenalismo subjetivista y se salva de nuevo la realidadobjetiva, extramental, del ser.
 Las realidades.
Pero no sólo el ser en general, también el ente en particular, el«noumenon» determinado es rehabilitado por Herbart. Éste se apoya en la mismareflexión que condujo a Aristóteles al concepto de substancia; aplicamos los predicadosa un sujeto; bajo las propiedades y notas suponemos subyacentes un soporte y unarealidad. Cierto que hay que depurar críticamente, afirma Herbart, el concepto de cosaque está ahí implicado. Sujeto y unidad no han de entenderse de manera que lo uno seaa la vez múltiple (las propiedades entre sí antitéticas). El ente particular no tiene propiedades múltiples y diversas, sino que es simple, y cada cosa tiene sólo unacualidad desconocida por lo demás para nosotros. La pluralidad cualitativa es sóloapariencia, proveniente de que un mismo ser viene en unión con otros distintos. Lanieve, por ejemplo, es blanca si la mira el ojo, y fría si la toca la mano. Herbart llamarealidades a estas unidades de ser, que vienen a ser una refundición de las mónadas deLeibniz y de las substancias de la antigua metafísica. Por ello la metafísica de Herbart estambién pluralista. De modo análogo se explican los conceptos de «yo» y de cambio.
 El «yo».
Asimismo hace Herbart descender al «yo» del cielo trascendental en que lecolocara Kant y ve también en él una realidad. En los detalles recurre de nuevo aLeibniz, al concepto de alma-mónada, con su actividad representativa y su apercepción.Las masas de representación que dominan en la conciencia son, en efecto, las que«aperciben» el material nuevamente ofrecido y en ello experimentamos vitalmente el«yo», su actividad y su realidad. Pero no se da un «yo» puro; el «yo» es propiamente laintersección de las series de representaciones que se entrecruzan, las «apercipientes» ylas «apercibidas». La identidad del «yo sujeto» es una apariencia. Se produce estaidentidad aparente al prescindir nosotros de los contenidos particulares de las seriesrepresentativas y pensar tan sólo aquel punto de intersección, que aparece entoncescomo algo siempre igual, como un puro «yo». Herbart ofrece una conjunción algoextraña de psicología asociacionista y concepción monadológica. Por un lado, el «yo»es una realidad y se muestra operante en las apercepciones; por otro, no hay nada fuerade las simples series de representaciones, y el «yo» queda reducido a un punto deintersección de los contenidos representativos, serie activa y serie pasiva.
El alma
Lo dicho sobre el «yo» nos introduce en la psicología. Las dos cosas están enHerbart íntimamente relacionadas entre sí; lo expresa ya el mismo título de su obra principal:
 Psicología como ciencia, nuevamente fundada en la experiencia, en lametafísica y en la matemática.
Pero el método empírico-científico de la psicologíaasociacionista traiciona a la metafísica. La psicología es, en efecto, para Herbart ladoctrina de los estados internos del alma. Esto es lo que interesa y, frente a ello, losviejos conceptos de potencias del alma son sólo abstracciones, que ya nada dicen. Loreal son las representaciones y sus movimientos. Con ellas se puede explicar toda lavida del alma. La voluntad es también representación, una representación que se alza
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    Me agrado el material... esta completo.

    excelente material tienes la 1 a la 3 para continuar leyéndolo

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